Pacific Rim | Guillermo Del Toro lo hizo de nuevo

 

Hace unas semanas hablamos de una de las películas más esperadas de este verano, World War Z. Ahora hablaremos de la que quizá para muchos encabezaba la lista: Pacific Rim.

 

La más reciente producción del aclamado Guillermo Del Toro se basa en una premisa muy simple, pero lo suficientemente efectiva para despertar la nostalgia de los espectadores y, con eso, darse a querer: monstruos peleando contra robots. ¿A quién no le gusta ver eso? ¿Qué podría salir mal?

 

 

Pues muy poco. Es más, casi nada. Y lo que podría malir sal, digo, salir mal, Del Toro lo arregla fácilmente, distrayendo nuestra atención con batallas épicas en las que se destruye media ciudad y seguramente mueren muchos inocentes (cualquier semejanza con Man of Steel es pura coincidencia). No conforme con eso, durante toda la película hay una cantidad considerable de guiños a modo de homenaje hacia otras películas y series de anime. Y con “guiños” me refiero a una copia descarada de ellos. Pero no nos importa, porque es una copia bien hecha.

 

 

^Prueba A. ¿Coincidencia? No lo creo.

 

Más adelante hablaré de estas semejanzas, pero por ahora, aquí va un pequeño resumen:

 

El planeta de pronto se ve invadido por monstruos gigantes (o Kaijus, palabra japonesa que significa “bestia extraña”) que vienen del mar y comienzan a destruir todo, a lo que los humanos responden creando un ejército de robots (los Jaegers, palabra alemana que significa “cazador”) para combatirlos, y logran mantenerlos a raya por un tiempo. Por unos cuantos años, todo parece ir bien, hasta que los monstruos empiezan de nuevo a patear los brillantes y metálicos traseros de nuestras máquinas de matar.

 

 

[Sí, yo también me acordé de esto.]

 

El otrora exitoso proyecto Jaeger es suspendido, pero el entonces comandante (Idris Elba, lo puedes ver en Luther o, mejor aún, en The Wire) decide reunir al último grupo de pilotos de jaeger sobrevivientes, y con la ayuda de un par de nerds cagados idean un plan para deshacerse de una vez por todas de los kaijus. Muy a la “old school”, se mantienen equipos de diferentes nacionalidades: chinos, rusos, ingleses y, obviamente, los gringos (sabemos que los gringos siempre salvan al mundo después de dar discursos chafas motivacionales con one-liners pegajosos, si no ¿quién más lo haría?).

 

[Inserte aquí su frase favorita para salvar a la humanidad.]

 

Un detalle importante: los robots no funcionan si no es con por lo menos 2 personas que puedan crear un vínculo neuronal entre ellos, para así poder sincronizarse y controlar los movimientos de extremidades, cabeza, armas, etc.

 

[Idea millonaria: hacer algo así con el Kinect. DE NADA, Microsoft.]

 

Además del ya mencionado Elba, los papeles principales están a cargo de Charlie Hunnam (Green Street Hooligans, Children of Men) y Rinko Kikuchi (Babel, Norwegian Wood).

 

[Señores gamers, sé que no estoy solo, yo también le encontré parecido con Faith, de Mirror’s Edge.]

 

Y bueno, como dije antes, hay muchas semejanzas, sobre todo con Evangelion. Hayan sido casualidad o no (nosotros creemos que no), aquí una pequeña lista:

1. Robots gigantes contra aliens gigantes.
2. Robots funcionan sincronizándose con los humanos, si salen de sincronía vale madres. (diferencia con Evangelion es que acá se necesitan 2 weyes)
3. No cualquier persona se puede sincronizar con los robots.
4. El mundo se une para construir los robots, porque son la última esperanza de la humanidad
5. Pantallas con los diplomáticos hablando con el líder de los robots (casi la misma escena).
6. Aliens salen del océano.
7. Los robots tienen espadas (los evas cuchillos sónicos).
8. Todos los pilotos principales tienen pedos emocionales con los papás.

 

Incluso, ya cerca del final, hay una escena que inevitablemente te hará recordar la ahora clásica Independence Day. No necesito decirte cuál, cuando la veas, y si eres igual de viejo que yo, tendrás un flashback muy cabrón al momento en que emocionado comías palomitas viendo una escena idéntica.

 

Pacific Rim es un pequeño pedazo de paraíso para aquellos nostálgicos que gustan de revivir su infancia en medio de imágenes de metal retorcido y sangre verde/azul fosforescente. Tiene los clichés acostumbrados, claro, pero tampoco nada que no esperáramos, o que se sienta fuera de lugar. Muchos no veíamos esto desde la entrañable Hellboy, pero Del Toro ha buscado de nuevo ese delicado balance entre drama, humor y el vértigo de batallas épicas. Y lo logró.