Como buenos hombres que somos, el hecho de jalarle el pescuezo al ganso es algo inherente a nosotros, vaya no sólo es un desahogo es prácticamente un modus vivendi. Recuerdo frases legendarias como aquella de Sexo, pudo y lágrimas "A mi me gusta coger, pero lo mío, lo mío es la chaqueta" o por ejemplo la de ¿Por que se lamen los huevos los perros? Pues por que pueden. En fin, todo esto viene a que el alemán Matthias Schittle clama haber trabajado durante 6 años su antebrazo hasta llegar al nivel que ven en la foto. ¿Cómo lo logró? Bueno, eso lo dejo a su imaginación, sin embargo que estas fotos les sirvan para recordar la importancia de cambiar de mano de vez en cuando.
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