Voy a comenzar diciendo que soy fan del trabajo de Quentin Tarantino, razón por la cual espero no me culpen si es que en algún momento pierdo (más) objetividad. Es uno de los directores cuyos filmes siempre son esperados de alguna forma u otra. Ya sea por fanáticos o detractores, sus trabajos dan de qué hablar. Seguramente ya lo sabían, pero en la red circulan teorías sobre cómo los personajes de sus películas están conectados entre sí en más de una forma. Claro que son sólo teorías, pero yo soy de los que creen que ese tipo de cosas las hace a propósito. Nivel de clavadez: over 9000 (y si no me creen lean los comments del link).
Dicho esto, aquí van 5 razones por las que si no han visto Django Unchained ya se están tardando:
1. Es un western.
Es el siglo XIX, en el sur y viejo oeste de Estados Unidos, tipos disparándose a un metro de distancia con pistolas y escopetas. ¿Qué más quieren? ¿Qué hay mejor que unos cuantos buenos tiroteos, intercalados con escenas típicas de un comercial de cigarros?
Ta, ta-ta-TÁ, ta-ta-ta-ta-ta-TÁ.
¿Qué tal si le agregamos la inagotable historia de lucha del débil contra el fuerte? ¿o una historia de amor aderezada con risas y one-liners épicos?
“I like the way you die, boy.”
2. La doble polémica.
Decir “Tarantino” es casi siempre sinónimo de polémica. Sus películas siempre han sido consideradas violentas, por decir lo menos, y ésta no es la excepción. Personalmente, no me pareció que lo fuera demasiado. Hay por lo menos dos filmes anteriores que lo son más: Reservoir Dogs -cómo olvidar a Michael Madsen al ritmo de Stuck in the Middle With You, hasta se volvió un clásico de Tomy y Daly-; y Kill Bill, en la cual se desarrolla la que para mí es una de las mejores peleas/plano secuencia de la historia.
Tal vez me estoy desviando un poco del tema, pero no pude evitarlo. No, de hecho ¿saben qué? Sí tiene que ver. Vean el video, y luego lean el punto 5.
Como sea, al parecer a mucha gente sí le pareció violenta, al grado de que Quentin (no, no soy un igualado, lo ví hace unas semanas y fuimos por unos tragos) se pone loco en esta ya famosa entrevista cuando es cuestionado al respecto. Hay quien dice que se trató simplemente de una treta publicitaria. Tal vez sí, pero igual funcionó. De algo no hay duda: el señor cada vez se vuelve más… “especial”.
Lo mismo pasa con el racismo y la esclavitud, temas muy sensibles en la cultura gringa, y que pueden ofender fácilmente a algunos si no son tratados de forma adecuada. Como Spike Lee, quien de plano se negó a ver la película. Seguro habrá a quien le importa lo que él diga, pero no creo que esté muy a lugar su queja. O no sé, tal vez yo tendría que ser negro (o afroamericano, si es que alguien se ofende) para entenderlo. O judío, para entender a alguien que se ofenda con las películas sobre el Holocausto. Yo sólo digo que el mostrar estos hechos históricos en cualquier medio ayuda, aunque sea un poco, a crear conciencia y que no se repitan en el futuro.
No, no está nada padre; pero pasó. Y si al menos te hace googlear “Ku-Klux-Klan” después de pasar un buen rato ¿eso es bueno, no?
3. Christoph Waltz y los demás.
Django tiene grandes actuaciones. Empezando por el mismo Jamie Foxx, que a pesar de no ser Will Smith (quien para no pocos tenía mucha más onda para el papel), lo hace muy bien y resulta carismático; pasando por un muy competente Leonardo DiCaprio (ya se había ganado mi respeto en The Departed y The Aviator). Y por supuesto, no podía dejar de mencionar a un enorme e hilarante Samuel L. Jackson.
“He stayin' in the big house!?”
Con todo esto, y sin demeritar al resto del reparto, quien se lleva las palmas no es otro más que Christoph Waltz. Su grandiosa interpretación del coronel Hans Landa en Inglourious Basterds le hizo ganar varios premios por mejor actor de reparto...
…y no me sorprendería nada que volviera a ganarlos. El austriaco-alemán hace el papel del Dr. King Schultz, un dentista convertido en bounty hunter, y que acude a Django para localizar a los criminales que le valdrán su próxima recompensa. Después de conseguirlo, deciden trabajar juntos para encontrar a la esposa de Django. A raíz de esto, forman un gran equipo y se vuelven amigos.
“Con tu cultura, y mi habilidad para explotar a la gente culta…” Ok, no.
Waltz demuestra su enorme talento al lograr que el Dr. Schultz se convierta al instante en un personaje de lo más entrañable. Sí, es un cazarrecompensas. Sí, mata gente por dinero. Pero actúa de acuerdo a sus principios, no importando lo que esté en juego. Y además lo hace con estilo. El mismo Waltz resalta la habilidad que tiene el personaje con las palabras, parafraseando el famoso dicho: “The word/pen is mightier than the sword”.
Y cuando las palabras no funcionan, nada más cool que un arma escondida.
4. El soundtrack.
Quienes hemos visto las películas de Tarantino, coincidimos siempre en una cosa: la música se cuece aparte. Si hay alguien que sabe elegir la canción adecuada para complementar cada escena, ése es él. Sus soundtracks son más que sólo recopilaciones sonoras de un film. Son valiosos fragmentos cuya contribución a la narrativa y al mood es crítica.
Además de las ya recurrentes y excelentes aportaciones de Ennio Morricone y Luis Bacalov, y de representantes clásicos del folk como Johnny Cash, en Django Unchained podemos escuchar un poco de rap (RZA, Rick Ross) y no sólo eso, sino además una extraña pero bien lograda mezcla de rap y funk (James Brown y Tupac). Como esta joyita de mash-up que ya nos habían dado a probar en el trailer.
En la imagen: la primera versión de Pimp My Ride.
5. El gore.
Como dije antes, Django no me pareció excesivamente violenta. Si hay momentos del tipo “Oreja de policía en Reservoir Dogs” o “Sesos desparramados dentro de un coche en Pulp Fiction”, pero no todo es un baño de sangre como Kill Bill; al menos no en un principio. Justamente uno de los sellos de Tarantino consiste en utilizar la sangre como elemento estético, en cuadros específicos. Y vaya que sabe hacerlo.
Tarantino siempre se ha manifestado como fanático del spaghetti western. Como arquitecto que intenta expresar su estilo en detalles, o como músico cuyas canciones suenan más parecidas unas a otras con el paso del tiempo, Quentin se repite a sí mismo, y no sólo no se avergüenza de ello, sino que abiertamente reconoce que toma muchas piezas de las películas y directores que admira para utilizarlas en sus proyectos. Esto no es malo, ni mucho menos, y más bien nos ayuda a entender su uso indiscriminado de sangre falsa con apariencia de salsa de tomate como una especie de homenaje (uno más) a Sergio Leone, Sergio Corbucci, etc.
Conclusión.
Django Unchained los hará cuando menos pensar o discutir al respecto de temas como el racismo, la esclavitud o la discriminación. Y no por eso van a dejar de pasar un buen rato (de calidad y cantidad, dura casi 3 horas). Se trata no sólo de entretenimiento, sino de toda una “theater experience”. Es una historia de amor: el romántico, el fraternal, el amor al prójimo; también es una historia de venganza y justicia. Y ya si de plano no me creen, chequen el trailer y háganle caso a Herr Waltz. Auf Wiedersehen.
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