El Dictador

Como hemos dicho antes aquí en el Blog del Macho, la barba es un símbolo máximo de

virilidad. La barba es un distintivo de hombría y, como tal, exige respeto para quien la

porta orgullosamente: ya sea si eres un puberto presumiéndole los 3 pares de pelos en la

cara a tus pubertos amigos, o si eres el vago local buscando comida entre la basura

(aunque probablemente lo que inspiras no sea respeto, sino miedo, pero para el caso es

lo mismo)...

[Bueno... la excepción hace la regla, ¿no?]

Una barba debe inspirar respeto, sobre todo si eres un líder. Y más aún si eres el tipo de

líder que tiene a sus pies a un país africano con grandes reservas de petróleo, y claro, por

supuesto, definitivamente no estás fabricando armas nucleares (o sí???). O sea, un

dictador.

The Dictator es la nueva película del actor/comediante Sacha Baron Cohen, a quien

recordamos principalmente por los también vulgares y políticamente incorrectos Ali-G,

Borat (aquí un ejemplo de su mankini, NSFW) y Brüno. Y... bueno, asumo que si todavía

estás leyendo esto es porque sueles reírte al menos un poco con cosas como South

Park, Family Guy, American Dad, Drawn Together, Ugly Americans, etc. Creo que

diciendo eso ya sabes más o menos qué esperar de esta cinta.

[Epicness. Sort of.]

De la trama no hay gran cosa que decir: el personaje principal, el Almirante General

Aladeen es convocado a una asamblea en la ONU para aclarar si está fabricando o no

armas nucleares, hasta que alguien lo traiciona y entonces pierde una de sus posesiones

más preciadas.

[Barba = mujeres guapas. Los millones de dólares no tienen nada que ver.]

Obviamente, después de tan trágico suceso no lo reconoce nadie (o casi), lo cual hace

funcionar la conspiración en su contra, y de ahí se desarrolla todo lo demás de la historia.

Afortunadamente para él, en medio de la confusión se encuentra a una activista hippie,

interpretada por Anna Faris (Scary Movie), quien le ofrece su ayuda, evidentemente sin

tener idea de a quién le está echando la mano (sin albur).

[No, no es un hobbit. Lo juro.] 

El guión en realidad no es nada fuera de lo común, de hecho es hasta predecible. Lo que

no es tan predecible (o sí) son las miles de guarradas y comentarios políticamente incorrectos

que aparecen con cualquier pretexto. Imagina a un dictador racista y misógino en una

tienda de productos orgánicos, con empleados provenientes de minorías. Bueno... eso sí

se veía venir. Pero lo gracioso no sólo es lo que dice, sino cómo lo dice. Igual que Borat,

Aladeen es "ingenuo" como un niño malcriado, y por eso se vuelve un personaje

detestablemente simpático.

[Es un tipazo... NOT.]

La película tiene grandes momentos: una entrada triunfal a NY, una pequeña cátedra

sobre herramientas de tortura, un viaje en helicóptero... Pero sin duda de lo mejor que hay

es cierto discurso de Aladeen, del cual no te voy a dar detalles, sólo diré que durante toda

esta escena estarás haciendo esta cara. 

Como dato cultural, la cinta comenzó siendo una sátira al dictador libio Muammar Gaddafi

(cuando vivía), y los productores incluso temieron un ataque terrorista como represalia, por

lo que sacaron publicidad falsa diciendo que estaba basada en una novela escrita por

Saddam Hussein. Es neta. Lo ví en Wikipedia. 

Mención aparte (y risas, muchas) merece la crítica a los famosos de Hollywood. 

[Aquí Megan Fox pagándose su estilo de vida.]

The Dictator no es para cualquier tipo de humor, eso está claro. Ya fue censurada en

países como Uzbekistán y Kazakhstán. Pero no importa, yo te sugiero que la veas y no te

ofendas ni te claves demasiado, porque es muy divertida. Si eres una especie de ermitaño

y no tienes idea de lo que te vas a encontrar, ve lo que hizo Sacha Baron Cohen en la

alfombra roja de los Oscares, con las supuestas cenizas de "su gran amigo", el

mandatario coreano Kim Jong-Il. Y no, no eres una mala persona si te ríes con esto. O bueno, tal vez sí. Un poquito. Bienvenido al club.

 

[No sólo oprime pueblos ficticios, también ayuda a cumplir sueños.]