Películas para Llorar Mucho

De lagrimita, de "ojito Remi", para "aflojar el moco", "cortavenas". Hay películas tan emotivas que no importa si tienen un final triste, feliz, o agridulce; lo cierto es que nos hacen estremecer -por lo menos un poquito- y ponernos a llorar mientras nos mecemos en un rincón y nos chupamos el pulgDIGO NADA. Olviden eso, los machos no lloramos. Sólo se nos meten basuritas a los ojos.

Como sea, aquí está mi top de películas lacrimógenas. Te reto a verlas y aguantar como los hombres para no chillar absolutamente en ningún momento. Si lo logras, felicidades, eres un verdadero macho. Aunque también puede ser que estés un poco muerto por dentro.

7. The Impossible.

Ya había hablado en otra ocasión de esta película (junto con otras recomendaciones). Maria (Naomi Watts) y Henry (Ewan McGregor) deciden pasar sus vacaciones familiares en las costas de Tailandia. Hasta que un tsunami arrasa con todo y de repente su mayor miedo es no volver a verse, tanto el uno al otro, como a sus hijos. Basada en la historia real de una familia de sobrevivientes, The Impossible es una reflexión de cómo podemos perder todo en sólo un instante, de cómo la mayor parte del tiempo damos por sentado lo verdaderamente importante, y de cómo el poder destructivo de una ola gigante puede ser tan impresionante como la indiferencia que muchas personas manifiestan ante un desastre natural.

6. Away from Her.

El Alzheimer es una de las enfermedades más complicadas no sólo para el paciente, sino para quienes lo rodean. Grant y Fiona son un matrimonio que se ve afectado por este padecimiento, cuando ella empieza a mostrar síntomas. Al principio parecen sobrellevarlo de buena forma, pero pronto se hace evidente la necesidad de llevarla a un asilo. Con el paso del tiempo Grant se ve a sí mismo tratando de demostrarle su amor a una mujer que ya ni siquiera lo reconoce ("He doesn't confuse me..." ohpordios pasen las galletas de animalitos). Pocas cosas deben ser tan frustrantes como ver a un ser querido pasar por este proceso, sin poder sentirse algo más que impotente. Y por otro lado, no debe haber nada más triste y aterrador que perder tus recuerdos. Ya sé, pude haber incluido otras como The Notebook o El Hijo de la Novia, pero quise salirme un poco de lo convencional. A lo mejor ya soy hipster, o no. Lo cierto es que de estas 3 alternativas, Away from Her es la que nos puede hacer sentir más miserables. No sé, vean las 3 y juzguen ustedes mismos.

5. Never Let Me Go.

Sabemos que los japoneses tienen problemas mentales o algo, sus mentes funcionan a otro nivel. No puede haber tanta tristeza en un territorio tan pequeño. Si crees que exagero, basta decir que 3 de las películas de este conteo son producto nipón. En la novela que inspiró esta cinta, el autor Kazuo Ishiguro (ok, ok, es inglés, pero nació en Japón) retrata una sociedad en la cual la clonación se utiliza, como cabría esperar, para fines médicos. Por lo tanto plantea varias cuestiones éticas: en un internado llamado Hailsham, los niños inscritos son educados y procurados con los mayores cuidados... puesto que no son más que futuros donadores de órganos, y cuyas vidas son muy cortas debido a las donaciones. Carey Mulligan (la amo), Keira Knightley y Andrew Garfield nos hacen preguntarnos: ¿qué haríamos al saber que no podemos vivir una vida normal? ¿Cómo ocuparíamos el tiempo que nos queda, un bien tan preciado como escaso? ¿Con quién querríamos estar para intentar hacer más ligera la carga de lo inevitable?

4. The Pursuit of Happyness.

Will Smith interpreta a Chris Gardner, un hombre que se queda en bancarrota y de pronto se ve sin trabajo, sin casa y con un hijo que mantener. La trama se desarrolla entre los esfuerzos sobrehumanos de Chris por vender aparatos de resonancia para médicos -el motivo inicial de su situación económica-, estudiar y trabajar arduamente en una posición de becario con el fin de conseguir un trabajo como corredor de bolsa y, además de todo esto, cuidar y educar a un niño. Podemos experimentar emociones como la angustia y la desesperación (esa escena del baño público... uuufff), y una catarsis lograda sólo después de provocar varios nudos en la garganta. Godínez, den gracias por tener trabajo.

3. Candy.

Antes de que Heath Ledger (QEPD) nos deslumbrara con su interpretación del Joker nolanesco, existió Candy. Esta película cuenta la historia de una pareja de drogadictos (formada por él y una gran Abbie Cornish), quienes son apadrinados por un genial Geoffrey Rush, mientras poco a poco sus vidas se van degradando hasta abandonar casi toda similitud con el pasado. La suya es una relación que gira en una espiral descendente de autodestrucción, desesperación y demás efectos causados por la heroína. El tipo de situación que te hace preguntarte hasta qué punto puedes cambiar por la persona que amas, o si lo mejor es hacerte a un lado.

2. Crying Out Love, In the Center of the World.

Basada en el libro de Kyoichi Katayama, esta cinta relata lo que pasa cuando dos adolescentes se enamoran y tienen que hacer frente a las drásticas y definitivas circunstancias que supone perder a alguien a causa de la leucemia. Las pérdidas siempre son difíciles, y marcan nuestras vidas de formas inimaginables; tanto que es posible estar hurgando entre recuerdos después de 10 años, como lo hace Sakutaro, uno de los protagonistas de esta historia.

1. Grave of the Fireflies.

La primera y única vez que la ví (no me atrevo a verla de nuevo, no sé si lo pueda soportar), creí que era un anime como cualquier otro. Soy fan de Miyazaki, y quería explorar otras alternativas del género. No sabía lo que me esperaba. Grave of the Fireflies narra, a modo de flashback, la historia de Seita, un niño de 14 años, y su hermanita Setsuko, quienes sobreviven al bombardeo de su pueblo durante la Segunda Guerra Mundial. Sobrevivientes a duras penas, pues de pronto se encuentran solos en un mundo devastado, sin saber nada de sus padres y sufriendo de frío y hambre, entre otras cosas. Este es el tipo de película que cuando termina no puedes más que quedarte callado, porque el golpe emocional es tal que simplemente no hay nada que decir.