Se terminó The Walking Dead. No, no hablo sólo de la tercera temporada. Quiero decir: se terminó para mí. Bueno, tal vez estoy exagerando un poco. Lo que quiero decir es que le he dado tantas oportunidades a esta serie, y han sido tantas las decepciones y los corajes que me ha hecho pasar, que honestamente ya NO espero con ansia la próxima temporada. De hecho, ya quería que se acabara ésta. Quería saber con qué nos iban a salir. Ahora, seamos justos: claro que hubieron cosas buenas y momentos memorables. Pero vámonos por partes.
LO MALO.
- Rick.
Al final de la segunda temporada Rick Grimes prometía, por fin, hacer realidad las peticiones de tantos fans: que se pareciera siquiera tantito a su versión del cómic. Supuestamente, esto ya no sería una democracia, y todos deberían estar bajo sus órdenes, o llegarle. Y cómo olvidar el machetazo a uno de los presos (“shit happens”). Parecía que al fin le habían crecido un par. La famosa “Ricktatorship”, pues.
Pues nada. Todo se fue al carajo cuando se murió Lori. No sólo se volvió loco, teniendo conversaciones imaginarias por teléfono con gente muerta. También empezó a alucinar con el fantasma de Lori, tomando decisiones muuuuy malas para el grupo (vean ejemplo más abajo). Al final, hasta Carl termina siendo más rudo que él.
[Tampoco se necesitaba mucho para lograrlo.]
- El Gobernador.
El problema con el Gobernador es que nunca me pareció un personaje profundo, ni siquiera uno medianamente desarrollado. O sea, sí, sabemos que es el malo. Sabemos que es muy malo. Supuestamente es el mayor hijodeputa post-apocalíptico. Eso quedó claro cuando asesinó injustificadamente a unos militares. O cuando traumó a Maggie-mi-amor con sus amenazas de abuso sexual. Como también quedó claro que está loco cuando nos mostraron su televisor zombie de 80 pulgadas. Pero nunca nos dicen por qué hace estas cosas. Empezó bien, casi hasta me estaba gustando el personaje, pero se desinfló. Sin mayor explicación, estos detalles pierden significado, y por muy bueno que el actor sea, el personaje parece sacado de una caricatura. En ningún momento se cuenta algo más allá de que había perdido a su esposa y que tenía a una hija, ahora convertida en zombie. No nos basta. Queremos saber más. Digo, si nos tuvieron 8 capítulos haciendo preparativos para la dichosa guerra entre los bandos, un poquito de contexto no estaba de más. Ni siquiera pido mucho: cinco minutos, o igual y hasta tres. En serio, hay más historia en un flashback de Oliver Atom en los Supercampeones que en 3 temporadas de The Walking Dead. Y Philip Blake está muy lejos de ser la excepción. (Por cierto, si quieren saber más sobre su origen, lean “Rise of the Governor”, del que ya hablé aquí.)
[Tal vez Michonne sólo quería que la pelaran en Facebook.]
Pregunta: ¿¿¿cómo es que aprende a disparar (y acertar) con un solo ojo en tan poco tiempo??? ¿no se supone que su sentido de la profundidad está MUY disminuido? Y mientras, lo vemos despachando zombies de un solo tiro y estúpidamente rápido, como todo un profesional. “Fuck this shit, nadie se va a dar cuenta”, dijeron los escritores.
- Momentos WTF.
Hubo muchos. MUCHOS. Aquí hay solamente algunos de los más relevantes.
Prueba A: Llega un negro mamado con otros sobrevivientes, que pueden convertirse en miembros valiosos para el grupo en vísperas de una guerra con Woodbury, y ¿qué hace Rick? Se pone todo loco por culpa de su esposa muerta con vestido de gala (o de noche, o lo que sea, señoritas siéntanse libres de corregirme) y los corre de la prisión. Así, sin mayor explicación: ábranse. Y lo peor es que los demás no hacen absolutamente NADA para evitarlo. ¿Sí saben que este compa está pirado? ¿Se dan cuenta de que son mayoría y podrían armársela de pedo entre todos? Ah, perdón, se me olvidó que es el “líder” indiscutible que siempre tiene la razón y cuyas decisiones son inapelables. Whaaaaaaaat.
[Si Edgar Allan Poe viviera, se habría tirado al alcohol de nuevo.]
Prueba B: Está bien que te enamores -o que creas estarlo- en medio de una crisis apocalíptica. Está bien que quieras llevar la relación hasta el final, y que decidas que lo mejor es casarte. Es decir, en este mundo, ¿ya qué importa, no? ¿Qué es lo peor que podría pasar? De acuerdo. Es más: todavía te creo que por las circunstancias te veas obligado a reciclar un anillo de compromiso; hasta puedes decir que arriesgaste tu vida (sí, claro) para quitárselo a un cadáver andante. Lo que escapa a mi comprensión es que no te esfuerces ni tantito en hacer una propuesta decente. O sea, ¿después de todo lo que han pasado tu novia y tú en estos últimos meses? ¡Échale ganitas! Digo, sí, es obvio que te va a decir que sí, pero igual eso de darle el anillo como si fuera el salero y soltarle la sopa como si estuvieras hablando sobre el clima… todo mal. Sí, estoy hablando contigo Glenn. Me caes bien, pero me queda claro que Maggie merece más. Nunca debió dejarme.
Prueba C: ¿Soy sólo yo, o los zombies con el paso del tiempo parecen más… falsos? Ya, lo dije. Perdón, pero tenía que sacarlo de mi sistema. Y no sólo eso: cada vez se sienten menos como una verdadera amenaza, y más como una molestia; como una plaga para la que sólo hay que llamar al exterminador y asunto resuelto. No, ni siquiera eso. Basta que todos nos transformemos de repente en expertos tiradores y sin esfuerzo alguno les disparemos a la cabeza, o de pronto nos volvamos lo suficientemente fuertes como para traspasar cráneos con barras de acero como hace Carol, o para deshacer cabezas con un cuchillo como si fueran calabazas, como hace Daryl (el tipo es rudo, pero no me vengan con que es tan fuerte). Incluso la escena de Merle dentro del coche con todos los zombies rodeándolo pierde intensidad cuando los hacen ver como simple ganado. Parece que en el universo de la serie la reacción más común ha dejado de ser “¡No mames, zombies! ¡Corre por tu vida!” para parecerse más a algo como “No mames… zombies. Cómo chingan.” Como si en lugar de estar en medio del final del mundo, los personajes estuvieran en medio del tráfico provocado por una manifestación de maestros o del SME.
Prueba extra: Sí, Beth, ya sabemos que te gusta cantar, y no lo haces mal, por cierto. Pero tampoco tienes que hacerlo a cada rato. Está padre que te hayan ratificado como “personaje regular” para la próxima temporada (junto con Tyreese y Sasha), pero, por favor, ya no cantes.
- Andrea.
¿Por dónde empiezo con Andrea? Veamos: nos sentimos mal por ella cuando perdió a su hermana Amy, luego se volvió amiga-cómplice-fuck buddy de Shane, y todos nos estresamos cuando los zombies arrasaron la granja y luego de ser abandonada por sus compañeros es rescatada por Michonne. Pero tras tomar muchas malas decisiones, se convirtió en la nueva Lori. Esto es, en el personaje más odiado por los fans. Verla en pantalla era como pensar “a ver ahora qué hace esta vieja…”, como esperando alguna tontería, alguna reacción inexplicable, algún diálogo poco creíble. Creo que parte de ese odio era por su increíble despliegue de falta de criterio. Simplemente no le creíamos. Sus acciones a veces eran tan inauditas que no provocaban más que frustración. Era como ver a una mujer con el criterio de una niña de 7 años. ¿No querías que nadie muriera? ¿Es en serio? ¿Todavía no ves que estás en medio de una guerra, por más de hueva que ésta haya resultado, y tienes que elegir un bando? Pfff, hasta la forma en cómo murió me dio coraje. Ya estaba casi libre y ¿Milton-tetazo-zombie la alcanza a morder? ¿es neta? ¿no se supone que había podido sobrevivir todo el invierno ella sola con Michonne? Wait… creo que ya sabemos cómo lo logró.
LO BUENO.
- Morgan.
Irónicamente, uno de los mejores capítulos de esta temporada fue aquel que se lleva a cabo fuera de la “guerra” entre la prisión y Woodbury. Viajando en su auto con gasolina eterna, Rick, Michonne y Carl van a su pueblo (de nuevo: WTF) a buscar armas para la guerra. Perdón, ¿ya mencioné que están en guerra? Ah, bueno… por si no les había quedado claro después de media temporada de estarlo escuchando.
En fin, lo realmente interesante ocurre cuando se encuentran a un viejo conocido: Morgan. Aquel primer sobreviviente con el que se topara Rick en el ya lejano primer capítulo de la serie, y que en su momento le salvara la vida, lo alimentara y le explicara lo jodido que estaba el mundo post-coma. Pero se encuentran a un Morgan sociópata, nihilista, totalmente atormentado y trastornado por la muerte de su hijo a manos de su esposa zombie. No sólo resultó una llamada de atención para que Rick viera en lo que se podría convertir si no le bajaba dos rayitas a sus desmadres de “estoy deprimido y no le hago caso a nadie porque extraño a mi esposa muerta y la veo en todos lados”. Además de eso, en medio de una interesante reflexión sobre quiénes son los verdaderos herederos del mundo, Morgan le hace ver a Rick que todos, incluido Carl, van a morir de alguna forma u otra.
[“You will be torn apart by teeth or bullets.” Aplausos.]
- Carl.
Nunca pensé que diría esto, pero uno de los personajes que parece haber evolucionado más es precisamente el otrora pelele hijo de Rick. Desde los primeros capítulos ya mostraba por lo menos algo de sentido común, por momentos hasta más que los otros miembros del grupo. Por ejemplo, cuando su padre le corta la pierna a Hershel.
Creo que este niño dejó de serlo cuando tuvo que “encargarse” de su madre. Era obvio, pero honestamente yo no tenía muchas esperanzas en que los efectos secundarios se vieran reflejados. Qué bueno que me equivoqué. Cuando Tyreese y compañía llegan a la prisión, no solamente les ayuda a escapar de los zombies, sino que, consciente de que quien toma las decisiones es su padre, los deja convenientemente encerrados hasta que Rick regrese.
Claro, también tuvo su momento WTF: en el episodio de Morgan, arriesga su vida al meterse a un bar/restaurante/whatever atascado de zombies (cuando aparentemente todavía daban miedo) para recuperar un invaluable tesoro: una foto suya con sus padres. Ok, un poco estúpido, pero te la compro. Es lo único que te queda para recordar cómo era el mundo antes de que se fuera al diablo.
PERO, sin duda –obviamente sin contar lo de Lori- , el momento más impactante de Carl fue éste:
[Santa ya no le va a traer nada en Navidad. NADA, LES DIGO.]
- Michonne.
No podía dejar de mencionarla. Con todo y su injustificada aversión por el Gobernador (recordemos que de la nada se da cuenta que no es lo que parece), con todo y su momento WTF cuando se regresa al bar lleno de zombies por un adorno con forma de gato, con todo y los 5 diálogos que tuvo en total, creo que no me equivoco al decir que Michonne ha sido uno de los personajes que, por lo menos, cumplió con las expectativas (y eso ya es bastante decir en TWD). Tal vez no de forma excepcional, pero lo hizo. Y siempre se agradece verla decapitar muertos vivientes. Le hace falta más protagonismo, pero va por buen camino.
- Los hermanos Dixon.
Es curioso que los personajes que más desarrollados estén sean aquéllos que ni siquiera existen en el cómic. Además, uno de ellos siendo el más querido por los fans. Me refiero por supuesto a Daryl y Merle Dixon. Con tan sólo unos cuantos diálogos nos dejaron ver el tipo de relación que tenían, como hermanos muy unidos tras una infancia difícil, y nos ayudan un poco más a comprender sus actos.
[Aquí un retrato fiel de Daryl, totalmente apegado a la realidad.]
Más allá de lo badass que pudieran llegar a ser, en ellos se refleja aquello que pedimos de los demás personajes. Un poco más de “humanización”, por así llamarlo. Ya vimos que no se necesitan escenas largas o flashbacks eternos. Bastaron unas cuantas líneas para lograr que el público sintiera empatía hacia ellos. Incluso Merle, tras ser un verdadero dolor de… cabeza durante toda la temporada, termina por lograr la redención con una emboscada al Gobernador.
Al final, él sólo quería estar con su hermano, ésa era su principal motivación. Y no iba a dejar de hacer lo necesario para lograrlo. Después vimos cómo le fue, situación que dio pie a una escena más de ojito Remi, y otro de los episodios memorables de esta temporada.
[Se me metió un pedazo de zombie en el ojo. Sí, eso.]
CONCLUSIÓN.
Como ya he dicho, el final de temporada me dejó con un mal sabor de boca. En definitiva no fue lo que muchos esperábamos. Pero lo cierto es que ya no me emociona tanto la próxima temporada. Cierto es, también, que terminaré viéndola de todos modos, como seguramente lo harán muchos. Es innegable que tiene grandes momentos, pero también tiene otros absolutamente soporíferos y sin sentido. Es su principal punto débil. Después de tres temporadas ya no resulta tan fácil seguir soportándolo. Es decir, se pasaron media temporada hablando y preparándose para la supuesta guerra con Woodbury, creando expectativa, para… pues para casi nada. Aún así, no puedo negar que fue mejor que la pasada. Y hay una pequeña luz al final del túnel: Scott Gimple, quien escribiera “Clear” (el episodio donde aparece Morgan), estará reemplazando a Glen Mazzara como “showrunner” para la cuarta temporada. No es mucho, pero es algo. Sólo nos queda esperar.
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